sábado, 1 de septiembre de 2007

El final del verano



Arranco aquí y ahora una experiencia que hacía tiempo que tenía ganas de llevar a cabo. Me encanta eso de sentarme delante de la pantalla del ordenador y teclear. Me relaja, me evade del resto del mundo y me ayuda a olvidarme de mis problemas e incluso a superarlos. Pese a que el blog será en su gran mayoría de deportes y en especial de fútbol, para comenzar hablaré de algo que no tiene nada que ver y que, por desgracia, estoy sufriendo yo en estos momentos.


Parece claro cuando llega el 31 de agosto que el verano se ha terminado. Los equipos cierran sus últimas incorporaciones para la temporada ya comenzada, muchos apuran los últimos rayos que el Sol les brinda antes de regresar a casa, y la mayoría de las fábricas reabren sus puertas para que toda la maquinaria funcione de nuevo.


Pero también es el momento en el que los estudiantes que no cumplieron con las expectativas en junio hagan frente a su última oportunidad para alcanzar su objetivo. Haciendo un símil con el fútbol, estos alumnos vienen a ser lo que la selección española (la absoluta, por supuesto): buscan en la repesca lo que no fueron capaces de conseguir en la fase de clasificación. La "roja" siempre que se ha enfrentado a eso ha salido victoriosa. Veremos si nosotros somos capaces. Por si no os habíais dado cuenta sí, yo soy uno de ellos




Otro de los símbolos del final del verano, centrándome más en mis menesteres aquí, es la SuperCopa de Europa. El título que enfrenta a los campeones de las dos competiciones de clubes del viejo continente y que siempre suele ser considerada la fiesta anual del fútbol europeo. Siempre menos este año, en el que ha sido un partido rodeado por toda la tristeza que acompaña al deporte rey y en especial al Sevilla desde hace ahora 6 días.


Los actos han sido, como era de esperar, numerosísimos. Desde los típicos brazaletes negros a la inclusión en la camiseta debajo del dorsal del nombre del jugador por parte de los dos equipos, pasando por como toda la plantilla sevillista con Juande a la cabeza saltaba al campo con el 16 de su compañero a la espalda. La afición lució pancartas y recuerdos durante todo el encuentro y animaron como siempre lo hicieron tratando de olvidar las penas durante dos horas, y estuvo, como ya es habitual, de diez.


Los equipos grandes lo son cuando de verdad lo demuestran, y desde el miércoles el Milán ha dado una lección a todo los demás. Empezando con la asistencia de sus máximos dirigentes a los actos de despedida de Puerta, siguiendo con el apoyo y la disposición total a lo que el Sevilla quisiera hacer con el partido, y finalizando con el pasillo de campeones que les han hecho cuando subían a recoger su medalla. Más allá de los comportamientos globales y a nivel de entidad, me quedo con esos gestos individuales que se guardarán en la memoria de todos en forma de imágenes para la historia. La celebración del gol por parte de Kaka dedicándoselo a la afición andaluza mientras se señalaba el nombre de Puerta en su camiseta, la no celebración de Jankulovski tras anotar un sensacional gol, o los últimos instantes del encuentro cuando Seedorf es cambiado y se quita la camiseta para mostrar a todos el nombre del nuevo mito del fútbol español.


El partido en sí tuvo más emoción que fútbol, como suele ocurrir en la mayoría de finales que tienen como contendiente a un equipo italiano. En la primera mitad los de blanco tuvieron la oportunidad de sentenciar pero no supieron, y en la segunda el cansancio físico y sobre todo mental se apoderó de ellos. Sin fuerza en las piernas y sin ideas en la cabeza el fútbol resulta imposible de practicar. ¿El resultado final? 3-1 para los italianos, pero creo que eso en estos momentos da igual. Lucharon, consiguieron adelantarse, y durante los 90 minutos dieron la cara como yo personalmente no esperaba que la fueran a dar. A pesar de que no han podido dedicarle el sexto título consecutivo en 15 meses, estoy seguro de que Antonio Puerta está orgulloso de ellos. Un Antonio Puerta que no ha dejado de estar presente en el estadio que hace un año le vio hacer la jugada de su vida por esa banda izquierda que le echará tanto de menos como le echaremos todos. Ahora solo queda ganar el lunes al AEK para que desde donde esté pueda escuchar la canción que tantas ganas tenía de que sonara en su querido Sánchez Pizjuán: el himno de la Champions.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno Fer, en primer lugar darte la enhorabuena por crear este lugar, sabes que esta temática es una de las que más me gustan aunque espero que trates más temas como bien dice el nombre del Blog.

Decirte que espero y estoy convencido que la repesca dará sus frutos, al fin y al cabo es algo tan normal que ocurra como lo que le sucede a la selección, que si no sufre no lo disfruta...

Y con respecto a la final de la Supercopa, pienso que no se debería haber disputado en la fecha prevista ya que el estado anímico del Sevilla no estaba para disputar un partido de fútbol. Cierto es que fue el propio Sevilla quien quiso disputar dicho partido y aunque como se suele decir la vida sigue, creo que había demasiada tristeza y dolor para jugarlo con el recuerdo de Puerta tan fresco.

Del comportamiento Milán no esperaba menos, tanto de la directiva, cuerpo técnico como jugadores ya que quizás a día de hoy sea el club de fútbol más grande del mundo en todos los aspectos.

Por último rendir aquí mi pequeño homenaje a Antonio Puerta, una persona que nos ha dejado con sólo 22 años. A veces resulta difícil de comprender que a deportistas jóvenes que se suponen sanos, revisados y controlados médicamente cada poco tiempo les puedan suceder cosas así pero está claro que cuando una desgracia viene no llama ni avisa.
D.E.P.

Anónimo dijo...

La verdad es que me ha gustado batante el "artículo", pero podrías haber espero a otras fechas para empezar el blog, porque ahora mismo deberías estar saturadísimo con los estudios. En fin, que tengas muchísima suerte con los examenes.